viernes, 17 de abril de 2009

Cultura: ¿Sólo Financiamiento del Arte? (Publicado en La Tercera On Line)

Las políticas culturales se definen como las iniciativas públicas que buscan orientar e incentivar el desarrollo cultural de un determinado país. Bajo este parámetro es indudable que ha habido cambios importantes en relación a lo que llamamos normalmente institucionalidad cultural: se creó un consejo y un secretario con rango de ministro; el presupuesto ha crecido paulatinamente año tras año; se han creado más centros culturales a lo largo de nuestro país; se creó un maletín literario como forma de incentivar la lectura desde temprana edad en familias de escasos recursos; y muchos otros avances más.
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Sin embargo, lo que hoy conocemos como políticas culturales en nuestro país, son iniciativas orientadas más que nada por el lado del desarrollo artístico, que es la cara visible de la cultura. Y el problema de esto es que paulatinamente son las políticas de financiamiento las que crecen y crecen. Sin embargo, ¿hay más público en las salas? ¿Hay renovación de gente más joven? ¿Es la cultura un aspecto importante para nuestra sociedad en las políticas públicas? ¿Es un tema relevante a nivel educacional? ¿Es importante para la familia y la formación de los hijos?
Si uno revisa los avances en esta materia, el aumento de recursos generalmente va dirigido principalmente a profesionales del mundo de las artes. No se puede negar la importancia de que haya un apoyo constante a nuestro creadores, pero el problema es que la balanza se inclina hacia el desarrollo artístico y no al cultural, ya que se posterga la necesidad formativa que incluye a la familia, los colegios, etc., que de ser correctamente enfocada desembocaría en futuros artistas, pero también en gente que optará por otras profesiones y oficios que buscarán a través de diversos caminos, enriquecerse culturalmente de manera constante.
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El punto negativo es que paulatinamente, y sin intención, a través de las políticas que sólo buscan financiar, se comienza a pensar la Cultura sin Educación. Cultura y Educación son hermanas gemelas, ya que una se nutre de la otra. Por ejemplo, a nivel de gobierno, sin criticar el hecho de que existan dos carteras distintas, lo que elimina una gran burocracia, el hecho de que no se piensen ambas en forma unida, termina resultando en un apoyo casi total a personas dedicadas totalmente a la práctica artística, determinando que este financiamiento se convierta en una fuente de ingreso importantísima para los creadores. ¿Pero quién se preocupa de los aficionados? ¿De que manera creamos más público? ¿Podemos pretender que los espectadores sólo serán las personas que no pudieron dedicase totalmente a la actividad? ¿Pintores, actores que no pudieron profesionalizarse? Porque los fondos de cultura van más que nada a financiar proyectos de obras de arte, perfeccionamiento de artistas, etc.; en síntesis son subsidios totales o parciales a personas capacitadas y especializadas.
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Sin lugar a dudas el financiamiento de nuestra cultura es importante. Pero, ¿estamos financiando cultura o eventos artísticos que son la cara visible, el resultado de la manifestación cultural? ¿Hemos conseguido que nuestra gente entienda, comprenda, o aumente sus hábitos culturales? Por ejemplo, ¿cuántos de nuestros niños egresan de cuarto medio sabiendo leer música? Pocos, muy pocos. Porque el financiamiento es importante, pero lo fundamental es que la formación, la educación de nuestro niños esté empapada de esto. Porque en 12 años de formación, es mezquino pensar que no pueden saber ni salir dominando la lectura musical u otra habilidad que se desprenda de otra disciplina artística. No es poco pensar que sabrán enumerar o gozar de la literatura del siglo de oro, de los poetas de a generación del 27 o elegir como poeta chileno favorito entre Pablo Neruda, Huidobro o Pablo de Rokha.
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No podremos salir de este pozo si la educación con el arte no se sientan a dialogar de una vez por todas. Si los conservatorios no dialogan con los profesores de música, si las facultades de Bellas Artes no debaten con lo educadores de Artes Plásticas. ¿Qué podemos esperar? Si el consejo de la Cultura no se sienta con el Ministerio de Educación y define un currículo mínimo, realizable y coherente, ¿de qué servirá que en cada discurso del 21 de mayo se diga que el presupuesto de cultura aumentó en un porcentaje determinado?
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Porque la cultura sí importa. Es la base de los contenidos de nuestra enseñanza, de nuestra formación en el hogar, de nuestro hablar y de nuestro entorno. No es precisamente la forma como se enseña, pero si la razón por la que se enseña y muchas veces el material de lo que se enseña. Porque si seguimos privilegiando una parte del desarrollo cultural, y se continúa eliminando el aprendizaje de otras disciplinas, dejándolas como optativas, paulatinamente nos quedaremos sin saber que libros leer ni donde aplicar los conocimientos que se nos enseñan. Y nuestros fondos de cultura, seguirán aumentando para costear obras que se irán separando más y más de la gente. Porque la cultura es arte y también educación, es que debemos sentar las bases si es que queremos construir una sociedad en donde la cultura tenga importancia.
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Publicado en La Tercera Online: