El gran Roger Federer acaba de ganar su título Nº50. Realmente es increíble ver jugar y ganar a este tenista suizo. No sólo por la casi perfección con la que juega, sino porque cada movimiento es casi una clase magistral de como se debe realizar cada tiro. Y quizás no son muchas las veces en las que uno puede ver a un deportista en tiempo real hacer historia, viendo el momento en que bate los records, y no leer esto en revistas como si fueran hechos del pasado.
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Un gran artículo sobre este nuevo triunfo y la carrera de Federer lo pueden leer en este
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Pero aparte de todo esto, las enseñanzas que deja el gran Roger, pueden ser aplicadas a distintos ámbitos, pero especialmente a la música. Por ejemplo, una de las grandes virtudes de Federer es que realiza cada uno de los movimientos con el menor esfuerzo posible, anticipando las intenciones del rival, tratando de ahorrar la mayor cantidad de energía, aspecto que uno intenta realizar a diario en la ejecución del instrumento musical. Otra de sus virtudes es su capacidad mental a la hora de enfrentar dificultades. ¿Cuántas veces uno no enfrenta momentos complicados en un escenario, en los que sólo la capacidad mental permite el salir airosos de un momento complicado? Estas y otras analogías son aplicables a la música, lo que comprueba que el aprendizaje de ésta muchas veces se complementa a través de elementos que en muchas ocasiones están fuera de ella.