El terremoto ya ha pasado y comienzan a vislumbrarse las primeras líneas de la reconstrucción. Ingenieros, arquitectos y otros especialistas son los encargados de llevar la batuta sobre las prioridades y las directrices fundamentales del proceso. Sin embargo, cabe hacernos la pregunta sobre qué lugar tiene el arte y la cultura en la reconstrucción de las zonas devastadas de nuestro país.
No cabe duda que los principales problemas, y por ende las prioridades inmediatas, son la construcción de viviendas de emergencia, la restitución de los servicios básicos y la reparación de diversas estructuras que fueron dañadas por el terremoto. Sin embargo el sismo también atacó la condición humana, llevando a mucha gente a cometer una serie de actos condenables, como los saqueos que muchos vimos por televisión. Pudimos apreciar el miedo, el nerviosismo y la incertidumbre que eran generados por los instintos de sobrevivencia a toda costa de unos pocos. Pero el orden ya ha llegado a las zonas de catástrofe, la comida y el abrigo empiezan a arribar paulatinamente, y el despeje de escombros se lleva a cabo sostenidamente. Entonces, ¿qué lugar viene a ocupar el arte en esta reconstrucción? Viene a devolver la dignidad a los damnificados; a recordarles que la belleza está presente y que por más que la naturaleza nos recuerde nuestra fragilidad, somos capaces de crear una y otra vez obras que nos alegran, que nos recuerdan que estamos vivos y que llenan nuestro espíritu. Y aquí es dónde está la otra dimensión de la ayuda que debe ser entregada. Una ayuda que se ocupe de reparar el alma, que devuelva la alegría a tanta gente que lo perdió casi todo el sábado 27 de febrero.
Muchos preguntarán que sustento tiene la afirmación anterior. La respuesta es que la reconstrucción es una segunda oportunidad para edificar nuestra realidad y nuestras expectativas. La vivienda y la comida son cosas que tarde o temprano han ido llegando a las zonas y que cubren necesidades básicas. Pero en muchas localidades todavía no comienzan las clases, y en tantas otras se han perdido los espacios públicos de recreación y de entretenimiento que existían. Si eso se mantiene así, si no somos capaces de entregarles y de reponer las distintas posibilidades de enriquecimiento cultural, estaremos discriminando a ciudadanos de Chile que producto del sismo, estarían quedando sin alimentar una de sus dimensiones.
El Consejo de la Cultura, los privados y los artistas, tienen una gran oportunidad y un gran desafío en este punto. Los chilenos damnificados no sólo necesitan un techo, también necesitan volver a sentirse ciudadanos, personas; y que mejor que entregarles lo que nos diferencia como especie: nuestra capacidad de crear y pensar, es decir, nuestra capacidad de crear cultura. Por lo tanto, es necesario que las distintas iniciativas artísticas que surjan desde lo gubernamental, desde lo privado y desde los mismos creadores, pongan como centro fundamental la necesidad de reconstruir la dimensión cultural de las zonas afectadas. ¿Qué pasará si los fondos concursables, no incluyen, producto de la contingencia, itinerancias y festivales en las regiones afectadas? ¿Qué pasará si las Orquestas Juveniles en vista de la destrucción, suspenden sus actividades a la espera de la reparación de los teatros y lugares de presentación? ¿Qué pasará con las bibliotecas que fueron afectadas y con los niños y adultos que diariamente recurrían a ellas para leer libros que no podían comprar? Ya lo dicen muchos, el proceso no será corto, por lo que es imperativo que los más necesitados no sólo cuenten con lo básico. También deben volver a tener la posibilidad de escuchar un concierto, ver una obra de teatro y de leer una novela; para que así las oportunidades y accesos que tengan sean los mismos que los de sus compatriotas.
Por lo tanto, la reformulación y la creación de nuevas iniciativas son fundamentales para volver a levantar bibliotecas, reparar centros culturales, y llevar el arte y la cultura a zonas que de no ser por estos, serán sólo sanadas desde una perspectiva, dejando de lado la capacidad de apreciar la belleza y la creatividad. Porque como un amigo me dijo alguna vez: “La música y el arte son armas de construcción masiva” que nos ayudan a ser más humanos. Esperemos que así sea y que nuestros líderes no olviden todas las dimensiones de la reconstrucción de nuestro país.
Publicado en La Tercera Online:
http://blog.latercera.com/blog/nemilfork/entry/el_arte_y_la_reconstrucci%C3%B3n
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