miércoles, 18 de agosto de 2010

Un Instrumento Musical por Niño (Publicado en La Tercera On Line)

“Un instrumento musical por niño”, es la frase que alguien me dijo alguna vez en relación a las medidas para solucionar muchos de los problemas educacionales y de pobreza en nuestro país. Son varias las formas en las que esta frase puede ser llevada a cabo, pero sin lugar a dudas el gran proyecto que ha intentado poner en práctica esta sentencia han sido las orquestas juveniles e infantiles impulsadas en un principio por Fernando Rosas. ¿Cuál es la contingencia con la que se puede relacionar esto? La respuesta son los resultados de la encuesta Casen que vinieron a recordarnos la desigualdad y la segregación social que existe todavía en nuestro país. Y no es malo recordar y señalar de que manera las buenas ideas pueden contribuir a solucionar más problemas de los que fueron motivo de su gestación.



Las orquestas juveniles han tenido una evolución lenta pero sostenida. Partieron principalmente como una forma de acercar la música sobre todo a jóvenes en riesgo social. No es casualidad que muchas personas tengan en la mente la famosa orquesta de Curanilahue, una de las localidades más pobres de nuestro país, pero también una de las primeras en ser famosas por estos grupos de estudiantes que se levantaban y estudiaban constantemente para tocar música. Pero hoy en día las orquestas juveniles están presentes en todos los sectores posibles, de diversas características socioeconómicas, lo que nos habla de un proyecto sólido e inclusivo. ¿Cuáles son las claves y los beneficios más importantes? Disciplina, Integración, desarrollo comunitario y búsqueda de la excelencia.



El primer aspecto, la disciplina, se traduce en todo el hábito que se genera al momento de decidir integrar una orquesta de manera responsable. Respetar un horario de ensayos, seguir las instrucciones del director y estudiar las partes necesarias son parte de esta idea. El gran punto positivo, según muchos testimonios, es que todas estas cosas repercuten positivamente en las otras actividades de los niños. Las tareas del colegio, los quehaceres domésticos, entre otras, son impregnadas de esta disciplina, entregándole al niño las herramientas para enfrentar los desafíos diarios de una mejor manera.



El segundo aspecto, la integración, se da sobre todo en las orquestas juveniles regionales. En ellas podemos encontrar niños de diversos orígenes socioeconómicos y culturales, cuyas probabilidades de haberse conocido, si no hubiera sido por la orquesta, habrían sido mínimas. Es decir, no importan dónde vives, donde estudias, etc., simplemente es necesario que se toque un instrumento al nivel necesario, para pasar a formar de este grupo heterogéneo. Muchos se preguntan de qué manera podemos solucionar la segregación social asfixiante de nuestro país. Mirar instancias como éstas nos pueden dar la respuesta.



El tercer aspecto es el desarrollo comunitario. Son muchos los padres que se quejan o ven con preocupación de que manera el niño pasa solo frente al computador, a la consola o al televisor sin interactuar con otros niños. Uno de los grandes beneficios de la práctica orquestal es la necesidad de escuchar al otro, sabiendo que el éxito de la interpretación depende de lo individual y sobre todo de la capacidad para trabajar en grupo. Muchas de las grandes orquestas, además de tener buenos intérpretes, poseen un sentido de cuerpo, lo que les ayuda a conseguir los objetivos artísticos de una manera más humana.



El cuarto aspecto es la búsqueda de la excelencia. Es cierto que muchas veces se crítica el carácter social del proyecto de las orquesta juveniles, porque muchos creen que deja de lado la calidad, pero no se puede dejar de pensar que en muchas ocasiones los proyectos partieron de cero, con gente de pocos recursos, pocos profesores especializados, entre otras dificultades. No obstante, hoy el panorama es distinto. Hay más y mejores directores jóvenes, los instructores están siendo escogidos con mayor exigencia y paulatinamente, el nivel de muchas orquestas sorprende gratamente por la profesionalidad del trabajo y el buen resultado musical. Lo importante es que todos tienen en la cabeza la búsqueda de una perfección que pueda reproducir el espíritu y la intencionalidad del compositor de la mejor manera posible.



¿Quedan desafíos? Muchos, sin lugar a dudas. Todavía existen lugares donde llegar con el proyecto, sobre todos a sectores de mucha violencia y riesgo social. También se necesita una mayor exigencia en los directores de las orquestas más pequeñas que muchas veces sin querer, producto de su poca capacitación específica, terminan provocando daño en muchos de los niños debido a que no logran enseñar correctamente. También se debe seguir acompañando a los niños, sobre todo porque muchos de ellos no podrán ser músicos profesionales, por capacidades o por otras circunstancias. Lo importante es que cuando venga el momento doloroso no estén solos y tengan un hombro en el cual apoyarse ante esta potencial adversidad. Y quizás el mayor desafío es lograr crear los hábitos culturales en la población para que vean este proyecto de la manera más seria posible, posibilitando la demanda y creación de orquesta profesionales que absorban a gran parte de estos jóvenes músicos en el futuro. El margen de maniobra está, y es aquí donde el Consejo de la Cultura debe actuar, potenciando las redes con proyecto a largo plazo que creen hábito. Es decir centrar los fondos en las personas, aumentando la participación. El lugar dónde se realice, poco importa. Lo importante es que si la gente lo pide, la infraestructura necesaria para estas futuras orquestas se realizará.



Todo partió con un sueño, una cuota de ingenuidad y muchas ganas de generar oportunidades para quienes no las tenían, logrando un cambio importante en nuestro país. En tiempos en que los estudios nos refriegan en la cara nuestra precariedad y la segregación social, es esperanzador observar el carácter inclusivo de este proyecto que en muchos casos es ya realidad, rompiendo la segregación ayudando de una manera u otra a que nuestro país sea más humano.



Alguien me preguntó de qué manera el desarrollo cultural ayuda a un Chile. Quizás la respuesta está justamente aquí.

Publicado en La Tercera Online:

Universidades y carreras artísticas (Publicado en La Tercera On Line)

Durante el último tiempo el tema de la enseñanza superior ha ido entrando paulatinamente en el debate público. El rol, el financiamiento, la diferencia entre públicas o privadas, son elementos que cada día fomentan las diversas visiones sobre el papel que desempeñan las distintas universidades en el país. Bajo este mismo punto, la enseñanza de disciplinas artísticas de pregrado cobra importancia en la medida que se convierte en un elemento diferenciador importante y que nos puede ayudar a entender la visión de universidad que muchos buscan.



Si uno observa las distintas universidades se puede apreciar que la presencia de Facultades de Arte no es un denominador común en todas éstas. ¿Qué características presenta la existencia de una facultad de este tipo? Un aspecto fundamental es el carácter deficitario de las carreras artísticas, en el sentido que son difícilmente financiables con las matrículas de los alumnos. ¿Por qué? Esto se debe a que la relación de alumnos y profesores es desfavorable debido a que es una carrera de alta especialización y con cursos pequeños, muchas veces individuales, lo que determina que los alumnos sean pocos y los profesores muchos, comparados con las proporciones presentes en carreras como ingeniería, medicina, etc. Esto constituye un primer cortapiso en la implementación de un carrera de este tipo. Una segunda razón está en el equipamiento costoso que se necesita para desarrollar correctamente disciplinas artísticas: talleres, instrumentos, salas acústicamente construidas, etc. De esto se desprende que las universidades que deciden tener facultades de arte, lo hacen por razones que van más allá de la retribución económica inmediata.



Un punto intermedio, son las universidades que tienen pedagogías o licenciaturas en especialidades artísticas. Si bien no apuntan a formar “artistas”, sí deciden impartir carreras afines, que les permiten subsistir con el número de alumnos respectivos, y mantener presente disciplinas que entregan un carisma distinto a la institución. E incluso tienden a apuntar en un futuro a implementar carreras artísticas propiamente tal.



Quizás la razón de tener facultades de arte, va en relación con las visiones de sociedad y hombre que tienen las distintas instituciones presentes en nuestro país. Además de las universidades tradicionales como la Universidad de Chile, la Universidad Católica, La Universidad Austral, La Universidad Católica de Valparaíso, no es casualidad que instituciones como la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad de Los Andes, entreguen dentro de su oferta la posibilidad de estudiar disciplinas relacionadas con el arte y las humanidades, sobre todo en el área de la filosofía. Ambas son universidades que en su proyecto e inspiración fundamental poseen marcadas visiones del hombre y la sociedad. Porque de una u otra manera el arte, la creación y las humanidades son prácticas, que tienden a definirnos como seres humanos, y que terminan influenciando e inspirando disciplinas más duras. La economía tiene elementos de visión filosófica importantes que definen cierta caminos a seguir; el diseño y la arquitectura toman prestados de las artes visuales muchas ideas de con las cuales construyen sus obras; la publicidad ha sido la manera en la que el mercado ha utilizado la música y las artes en general, como medio de comunicación con el fin de querer transmitir una idea.



Si uno observa los rankings de las mejores universidades del mundo podrá apreciar que aquellas que ocupan los primeros lugares, también son primeras en la enseñanza de las artes y las humanidades. Harvard, Yale, Stanford, Berkeley, etc., tienen departamentos de música y de artes importantes, que además de impartir carreras, nutren de cursos al resto de los estudiantes. Esto marca diferencias con nuestras instituciones y de alguna manera proponen un camino a seguir con el fin de alcanzar niveles de desarrollo más altos. En el fondo entregan una visión más completa sobre cómo debe ser encarada la enseñanza superior. De esta manera nuestro futuros profesionales saldrán de verdaderas universidades donde el concepto de universo no alcance solo criterios cuantitativos sino que también cualitativos en torno a la posibilidad del aprendizaje de distintas disciplinas durante la formación, siendo quizás las artes, una práctica económicamente deficitaria, pero si my necesaria en la formación de la sensibilidad de los individuos.

Publicado en La Tercera Online: